Si había alguien especialmente feliz dentro del vestuario del Real Madrid a la finalización del partido ante el Leganés ese era Luka Jovic. El serbio había estado sometido a mucha presión en las últimas semanas, no veía portería y cuando anotaba, se lo anulaban. Necesitaba el gol como el comer y lo logró en la recta final de un encuentro que, aunque estaba decidido, le dará muchísima confianza.
Jovic estaba psicológicamente flojo. En el vestuario del Real Madrid no terminaban de verle feliz, algo le faltaba para serlo y, lógicamente, para un delantero es su vida: el gol. Un rostro, una pose y un sentimiento que cambió después de que ese cabezazo en los minutos finales ante el Leganés acabara en el fondo de la red. Las sensaciones de alivio y alegría que invadieron el cuerpo de Jovic eran indescriptibles.
Es más, según ha podido saber Qedine Deportes, Jovic se emocionó de forma especial dentro del vestuario. El serbio es reservado, tímido, aún no entiende bien el idioma…pero es humano. Sus primeras lágrimas como jugador madridista llegaron cuando Modric le dio un fuerte y sentido abrazo entre las paredes del vestuario del Bernabéu. Ahí Jovic se rompió. Había soportado mucha presión y la tensión tenía que salir por algún lado. Lo hizo a través de sus vidriosos ojos y por ‘culpa’ de su mejor amigo dentro de la plantilla, la persona que más le está ayudando para que podamos ver al Jovic que atemorizaba a los contrarios en el Eintracht.
El subidón moral que ha tenido Jovic en las últimas horas es una bala extra para Zidane a la hora de hacer las alineaciones y las convocatorias. Zizou nunca ha dudado del serbio, al revés, siempre que ha podido le ha dado minutos, por eso, con un Jovic más alegre el Madrid gana una dinamita extra que falta le hace, ¡que tiemble el Betis!