El episodio racista y la tangana en la que Vinícius Jr. fue agredido en Mestalla, sumado al tratamiento informativo que le ha dado al acontecimiento varios programas deportivos entre los que se encuentra El Chiringuito de Jugones ha provocado una respuesta internacional sin precedentes que ha colocado en el ojo del huracán a nuestro país.
Aunque el programa de Josep Pedrerol sigue con su ritmo habitual de emisión, desde Brasil se ha creado un movimiento en contra de este programa emitido por MEGA que ha llegado incluso más allá de las fronteras del país verdeamarelo. Con manifestaciones en las calles en contra del programa, incluso el presidente Lula da Silva llamó a la acción a las autoridades españolas contra el racismo que sufre Vinícius.
Una de las principales cabezas visibles de este movimiento en contra de El Chiringuito de Jugones que ha terminado por estallar en Brasil es Virtudes Sánchez. La periodista de origen español, corresponsal de larga trayectoria en Brasil, ha saltado a la primera plana en toda la vorágine informativa por el ‘caso Vinícius’ debido a su intervención en una emisora de radio nacional en la que no habría podido expresarse plenamente.
El sentir de todo un país
En una entrevista exclusiva para Qedine Deportes, Virtudes Sánchez dejaba claro que El Chiringuito de Jugones no es un programa bien recibido en Brasil. Aunque la tertulia deportiva nocturna tiene un amplio calado en Latinoamérica, los últimos acontecimientos en torno a Vinícius Jr. parecen haber acrecentado el rechazo al programa: «Aquí llega El Chiringuito y a El Chiringuito lo odian. En Brasil se piensa que somos racistas y que la sociedad no quiere reconocer el racismo».
Además, Virtudes Sánchez deja claro que la situación irá a peor. Por lo menos en Brasil. La periodista española ha señalado que la animadversión que genera El Chiringuito de Jugones y su cobertura mediática del ‘caso Vinícius’ desde que terminó por ‘estallar’ en Mestalla solo ha provocado que su cuota de ‘enemigos’ aumente considerablemente e incluso se pueda precipitar el final de un programa que parecía imposible de quitar de la parrilla televisiva.