El Barcelona le ha ganado al Nápoles a su estilo, con polémica, pegándole un ‘mangazo’ a los italianos.
La mano de Negreira ha llegado a Europa, lo que está siendo decisivo para que los culés sigan vivos en la Champoons y hayan superado el duelo de octavos de final de la UEFA Champions League ante el Nápoles.
Danny Makkelie, árbitro de los Países Bajos, perdonó la roja a Andreas Christensen, quien realizó una entrada verdaderamente fea a Stanislav Lobotka, a quien estuvo cerca de lesionar de gravedad.
La jugada previa estaba invalidada por fuera de juego pero es no exime al danés de ser culpable de un juego busco grave contra el centrocampista del Nápoles, quien a duras penas podía caminar.
La acción ni fue revisada por el VAR, algo verdaderamente lamentable porque es una imagen que, como era de esperarse, le está dando la vuelta al mundo entero, que ya sabe que los napolitanos deberán obrar un verdadero milagro para pasar a los cuartos de final de la UEFA Champions League.
A los culés no les dejarán caer, algo que es más que evidente y que ocurrirá tanto en España como en Europa, algo a lo que deben temer el resto de grandes europeos.
Por si esto no fuera poco, Danny Makkelie volvió a ayudar al Barcelona en el segundo tiempo, ya que nada más comenzar la etapa complementaria, Pau Cubarsí derribó a Victor Osimhen dentro del área, una acción que fue reclamada por todos los miembros del Nápoles pero ninguno de los colegiados señaló nada y decidieron hacer la vista gorda.
Más allá del flojo nivel de los italianos, que ha sido nefasto, lo del Barcelona con los arbitrajes es un escándalo. Al Nápoles le ‘atracaron’ con una expulsión perdonada y un penalti no señalado. Dos jugadas que habrían cambiado por completo la eliminatoria…. El efecto Negreira se traslada a Europa. Una vergüenza.