No está Bellingham pero sí Brahim. El atacante andaluz se inventó un jugadón, se fue de todos y mandó un cañonazo a la escuadra
Han pasado los meses desde que el Real Madrid consiguió meterse en los octavos de final de la Champions haciendo una fase de grupos inmaculada, ganando todos sus encuentros.
Además, el equipo blanco viene de haber dado un golpe encima de la mesa con la victoria conseguida ante el Girona, y no sólo porque lograron afianzar el liderato con 5 puntos de ventaja en Liga.
También por el juego y la goleada. El 4 a 0 sobre los catalanes fue un empujón de moral para afrontar una cita tan importante como esta, en Alemania, que se le suele atragantar a los merengues.
Pero ya sabemos que la Champions es diferente, es una competición especial y si hay un equipo que lo sabe muy bien ese es el Real Madrid. El Leipzig estaba mereciendo más, pero no puedes perdonar ante los merengues.
Y si no estaba Bellingham, sí estaba Brahim, que se marchó de uno, le hicieron falta pero no le quitaron el balón, se fue de dos, de tres, y mandó un cañonazo a la escuadra.